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La broma cruel que nunca deja de hacer reír a los niños

La broma cruel que nunca deja de hacer reír a los niños

La broma cruel que nunca deja de hacer reír a los niños

Los niños tienen un humor distinto al de los adultos. Algo que puede parecernos cruel, puede resultarles tremendamente divertido y entretenido. Sobre todo si se trata de una broma pesada que nunca deja de hacerles reír. En este artículo, vamos a hablar sobre una de las bromas más crueles que se pueden hacer a un niño, pero que, sin embargo, siempre termina con risas y diversión.

1. La broma más cruel
La broma más cruel y que siempre deja a los niños riéndose sin parar es la que se conoce como "La broma del ascensor". ¿En qué consiste? Muy sencillo. Se trata de una broma muy elaborada que requiere tiempo y paciencia. Primero, se prepara un ascensor con una trampa. Se coloca un espejo en la pared, pero no es un espejo normal. En realidad, es una puerta que se abre y cierra gracias a un mecanismo.

Una vez que el ascensor está listo, se invita a un niño a subir a él. Al principio, todo va bien. Pero de repente, cuando el niño está distraído mirándose en el espejo, la puerta se abre y aparece un hombre disfrazado de monstruo que asusta al niño. A continuación, la puerta se cierra y el ascensor continúa su camino hacia arriba.

¿Cruel? Sin duda. ¿Divertido? También. Los niños suelen reírse y divertirse mucho con esta broma, aunque al principio puedan asustarse un poco.

2. ¿Por qué les hace tanta gracia?
¿Por qué los niños disfrutan tanto con las bromas pesadas y crueles? La respuesta es sencilla: porque están en una etapa en la que la risa lo es todo. Les encanta reírse, divertirse y pasarlo bien. Y si para ello tienen que pasar un mal rato, no les importa. Además, este tipo de bromas les permite experimentar emociones fuertes y poner a prueba sus habilidades emocionales.

Por otra parte, este tipo de bromas también les permite sentirse poderosos. En el caso de La broma del ascensor, por ejemplo, el niño puede sentirse valiente por haberse asustado pero haberlo superado. Además, al reírse, puede sentir que tiene el control de la situación y que es capaz de enfrentarse a los miedos.

3. ¿Cuál es el límite?
Por supuesto, como adultos responsables, debemos establecer límites. Si bien es cierto que la risa es importante en la vida de un niño, no podemos permitir que se hagan bromas demasiado crueles o que puedan llegar a ser perjudiciales para su salud emocional.

En el caso de La broma del ascensor, por ejemplo, es importante que el monstruo no sea demasiado aterrador. Debe ser una figura divertida y simpática, que haga reír al niño en lugar de asustarlo demasiado. Además, es importante que la broma se haga en un ambiente seguro y controlado, para que el niño no se sienta realmente en peligro.

4. Otras bromas divertidas
Si no te sientes cómodo haciendo una broma tan cruel como La broma del ascensor, no te preocupes. Hay muchas otras bromas divertidas y menos crueles que puedes hacer a un niño. Aquí te dejamos algunas ideas:

- La broma de la mano de mentirijilla: Se trata de una mano de juguete que parece real. Puedes esconderla debajo de una almohada o una manta para que el niño piense que hay alguien escondido allí.

- La broma del vaso de agua: Consiste en colocar un vaso de agua en lo alto de una puerta abierta. Cuando alguien entre y abra la puerta, el vaso se caerá y el agua mojará a la persona. Eso sí, asegúrate de que no sea un lugar peligroso donde se puedan hacer daño.

- La broma del teléfono falso: Consiste en dejar un teléfono de juguete en un lugar estratégico para que alguien lo encuentre. Si suena, la persona que lo coja se llevará una sorpresa al descubrir que es falso.

Como ves, hay muchas bromas que puedes hacer a un niño para pasar un rato divertido y hacerle reír. Eso sí, recuerda que es importante establecer límites y que la seguridad emocional del niño es lo primero. Así que, ya sabes, ¡a hacer reír a los niños!